Estando un poco solo

Lo que pasa, es que... no serias el primero que juega con esas palabras.- dije agachando la cabeza.
-Me han hecho creer amor ya varias veces antes, y no quiero volver a equivocarme y sufrir de nuevo para toda la eternidad.- dije

Sonrei ante lo que dijo. sin dejar de abrazarlo fui directo a su oreja.
-Talvez tu no me obligues a nada, pero yo si lo hare.- dije dandole un beso en la boca.

sonrei ante eso y volvi a besarlo.
-gracias.- le dije.- tu tambien lo eres.- le dije mientras seguia besandolo

segui besandolo hasta el punto en el que me di cuenta que necesitaba respirar.
me aleje un poco de el.
-Lo siento.- le dije tapando mis labios. estaban quemando.

agarre su mano.
-No, no te vayas.- dije
-No me lastimaste, es que, se sintio extraño, pero al mismo tiempo muy bien.- dije acercandome a el y volviendo a abrazarlo.

Estaba caminando de forma distraída por los pasillos cuando un aroma peculiar captó mi atención. Mi cachorro. Abrí las puertas de la biblioteca y ví esta escena tan enternecedora. Aunque apreté la quijada con una furia evidente
-Veo que se divierten. Dije manteniendome muy seria
Observ{e la identidad de la mujer y me percaté que era una vampireza que me agradaba -Hola Isabella. Veo que tuviste el placer de conocer a Tom. Señale al obsetivo

Noté como salía de la biblioteca pero fui tras él. Cuando me giré golpeé una torre de libros amontonados que se esparcieron por todo el suelo y luego lo tomé con fuerza por el brazo.
-Lo que estas haciendo se llama suicidio. Le susurré -No seas el causante de que tambien la asesine a ella Señalé a Isabella con la mirada y le sonreí -Así que recuerda que eres... Solté su brazo y preferí no continuar conversando. No era posible que por primera vez me estaba aferrando a alguien.
Miré con furia a Tom y tomé la delantera para marcharme. Pero cuando llegué a la puerta me volteé hacia ellos
-Fue un placer volver a verlos. Hasta luego queridos invitados Sonreí cínicamente e hice una reverencia de despedida

Sonreí con satisfacción por el modo en que me retenía.
-Entonces conversemos querido... Pero no será en este momento... Me solté de su agarre y caminé alrededor de él con una actitud indiferente. -Mientras, se un buen caballero y acompaña a nuestra bella invitada. Te mandaré a llamar cuando sea el momento de charlar. Me acerqué nuevamente y le di un beso en la mejilla. Posteriormente me retiré de ese lugar.