Visiones Dolorosas (Renzo, Mariana y Jazmín)

Estaba caminando apresurada por el castillo porque un dolor punzante invadió mi cabeza. Era una serie de imágenes que transcurrían de forma rápida denotando dolor, fuego y muerte. El Oraculo deseaba mostrarme algo. Pero siempre sucedía esta clase de vaticinios con dolor. Era como una clase de maldición por mi eterno nexo con él.
Caí de rodillas apenas crucé el umbral de las mazmorras y grité con todas mis fuerzas hasta que las paredes vibraron con mi propio eco.
-Que es lo que debo ver? Dije con desesperación y alcé la mirada.
Mis ojos se tornaron negros como la noche y la frialdad me invadió en cuestion de segundos. Entonces, pude ver la imagen de un lesser que vigilaba muy cerca de nuestro palacio. Estaba solo, lo cual es muy poco inteligente. Pero estaba vigilando la salida. En ese momento una humana salía de nuestros dominios e iba de forma inconsciente directo hacia su red.
Una honda de poder invadió el lugar, haciendo que el concreto vibrara de forma violenta. Apreté mis puños hasta que sentí los dedos entumecidos y percibí un olor. Un humano.

Giré la mirada hacia ella y su olor era exquisito para mi olfato. Al sentir su tacto, sonreí levemente ante la ironía del Oráculo, ya que despues de una visión, la sed me invade y precisamente una humana se preocupa por mi condición.
Sonreí mas ampliamente y cerré la puerta con mi mente.
-Querida niña... Yo estaba jugando al gato y precisamente te me acercas disfrazada de ratón. Reí con diversión mientras me acercaba lentamente.
En ese momento, solo me dejaba llevar por el instinto. Hice caso omiso a la visión, ya que después de darme este banquete, podría dilucidar mejor lo del lesser cerca de nuestro territorio.

Enfoqué mi energía en ella y una nueva oleada poderosa salió de mí, arrojandola contra la puerta. Reí más ruidosamente.
-Me llamaste "Amiga"? Realmente crees que una depredadora como yo sentiría empatía por una presa tan deliciosa como tú?
Me incliné hacia ella y la observé como un delicioso bocado, esperando que tratara de defenderse o huir, ya que eso hacía que mis instintos se desataran y hacían que mi comida fuera más placentera.

Me acerqué a ella velozmente colocando mi mano sobre la puerta, evitando que pudiera escapar y le susurré.
-Si sabes quién soy... Entonces debes saber que esta noche vas a conocer el Reino de los Muertos.
Con mi otra mano la tomé con fuerza por el cabello y la llevé hacia la mesa de torturas. Realmente mi furia empezaba a fluir de manera natural.
-Querida niña... Dije de forma irónica... -Te prometo que será una muerte muy lenta y dolorosa. Así que si sabes lo que te conviene, evita gritar o tendré que amordazarte. Hice un ademán de puchero.
Cuando la solté, ella luchó nuevamente para escaparse y tuve que abofetearla con fuerza. Luego ví como una gota de sangre brotaba de su labio inferior. Coloqué mi dedo índice sobre su herida y lo llevé a mi boca saboreando su sangre y su dolor.

Reí con satisfacción ante sus gritos y su desesperación. Esta vez, con una mano acaricié su cabello rubio y con mi otra mano libre sujeté su cuello permitiendo que su respiracion fluyera de manera entrecortada.
-Puedes gritar todo lo que quieras... Nadie podrá escucharte... Recuerdas donde estamos? Le dije con serenidad mientras continuaba sonriendo. La hermandad debe pensar que estoy divirtiendome con algun lesser o algun humano anonimo de la ciudad. que es cierto modo, es lo que hago.
Levanté su cuerpo con mi mano que aun estaba apretando su cuello y noté como su cara empezaba a ponerse morada. La bajé nuevamente y la lancé contra la mesa.

Al notar su agonía, sentí una extrema plenitud por mi labor con esta indefensa humana.
-Espero no pienses mal de mí, querida Jazmin... No suelo maltratar a la comida antes de ingerirla.
Aparté su cabello de su cara y empecé a mirarla fijamente. Admirando por completo el rostro de mi presa.
-De igual modo morirías esta noche si no hubieras venido. Asi que mejor, sientete afortunada de fallecer en mis manos antes que en las manos de un lesser. Le dije recordando mi visión.

No morire le dije gritando la mire , ya sentandome en la mesa lentamente y menos por ti...
inmundicia-dije escupiendole en su rostro
Ya estaba perdida nadie me rescataria pero no te la hare facil
esta simple humana no se rinde aun
dije mirando a mi alrededor viendo si habia algo con que le pudiera pegar y hacerle daño
en eso vi un fierro tirado mire disimuladamente para que nose de cuenta
ES UN GRAVE ERROR QUE NO ME ATARAS
me safe nuevamente y corriendo en busca de ese fierro
aun sentia el dolor de mis costillas pero el hecho de querer vivir era mas fuerte que todo
me agache y tome el fierro

Sentí como la furia me invadía ante sus palabras y su actitud. Inspiré lentamente y me giré para concentrarme en ella, notando que se agachaba para tomar una vara de metal.
Elevé mi mano e hice que de forma mental se fracturaran sus talones, lo cual causó que cayera de frente al suelo con agonía. Dirigí mi mano a mi rostro para limpiarme mientras permanecía con la quijada apretada por la rabia.
-Ahora me has hecho enojar, repugnante humana. Eres tan insignificante que creí que sería adecuado darte una muerte rapida. Pero ahora... Hice una pausa con una risa malefica -Me divertiré contigo.
Entrecerré mis ojos y me concentré en la misma varilla de metal que sostenía, e hice que se dirigiera a mi voluntad a mis manos.
De forma intempestiva la clavé en su hombro con fuerza y la retorcí hasta escuchar el crujido de sus huesos.
La tenía inmóvil en el suelo. Incapacitada para levantarse por la fractura dolorosa en sus talones y con una vara en su hombro que la fijaba en el suelo.
Caminé hacia un estante que estaba repleto de una variedad de armamento de tortura y tomé un látigo, cuya punta eran tres bordes filosos de metal en forma de arpones. Ésta arrancaba la piel y rasgaba los musculos de forma muy dolorosa, y este humano lo pedía a gritos.
-Ahora me rogarás tu muerte maldita mortal! Le dije con serenidad mientras me acercaba e hice un movimiento con mi arma para golpearla.

ERES UNA MALDITA..hice un gesto de dolor
me fracturo los talones no me podia mover sentia un enorme dolor creo que me desmayaria en cualquier momento
Cuando vi que la tenia ella al fierro que iva a agarrar
.Senti un gran dolor punzante en mi hombro
me la clavo la muy maldita..senti como me iva rompiendo mis huesos
lentamente
Grite de dolor..desaforadamente
ya no podia seguir me moriria del dolor y desangrada
con mi mano trate de quitarme el fierro de mi hombro pero lo habia clavavado bien
Ahora la respiracion se me dificultaba ..demaciado..mi vista comenzo a nublarce momentaneamente
la mire que se dirijo hacia un aparador ..luego no vi nada ..volvi a ver
Tenia un latigo en sus manos
y comenzo a pegarme
senti como me arrancaba la piel..lentamente
PARA GRITE ...no soportaba mas el dolor...

Escuché su ultimo grito como una especie de suplica.
-No, no, no, querida... Te lo dije antes, cuando termine contigo, suplicarás que te asesine. Apenas estamos comenzando, así que mejor te recomiendo que resistas un poco más, ya que si te desmayas, me forzarás a esperar que te recuperes para empezar de nuevo. Le dije de forma jovial mientras negaba con mi mano y azotaba el látigo contra sus piernas. allí se descubrió sus músculos sangrientos que empezaban a inflamarse.
Arrojé el látigo hacia el suelo con desdén y caminé hacia ella. Me apoyé sobre la varilla desplazándola más profundamente entre sus huesos.
-Soy tu ama y señora querida esclava. Y me desharé de ti cuando sea mi deseo. No el tuyo. Me incliné y con un movimiento de mi mano la tomé de la barbilla.
-Fue un gran error de tu parte desafiarme. Y ahora pagarás por ello. Le dije con notoria furia.
Me levanté rapidamente dirigiendome nuevamente al estante de armería, decidía cual sería mi proximo artículo a implementar con ella.

Tomé un pequeño recipiente de la estantería que contenía una mezcla de pólvora muy volátil y en silencio me acerqué a ella, vertiendo sutilmente este polvo sobre sus piernas. Luego, caminé hacia uno de los extremos de la mazmorra y agarré una de las antorchas. Pude ver el miedo sobresalir en la mirada de mi presa y finalmente dije con desprecio.
-Pensaba que serías un banquete muy delicioso... Pero ahora me resultas aburrida.
Suspiré con desgano y acerqué la antorcha a unos centímetros de su rostro.
-Suelo cambiar de opinión muy rápido querida... Pero antes, te dejaré una marca única y exclusiva de nuestro encuentro. Reí de forma maliciosa.
Bajé la mirada y señalé sobre su abdomen. Cuidadosamente coloqué mis iniciales con la polvora sobre su piel.
-Ahora serás mi esclava de sangre, y eso es algo de lo que nunca podrás huir.
Bajé la antorcha y dejé que las llamas fijaran esas letras sobre su abdomen. Escuché una clase de aullido de dolor que alimentó mi ego y después las llamas se esparcieron sobre sus piernas, deformándolas hasta convertir su piel en una mezcla de sangre y una capa carbonizada.
Noté que perdía el conocimiento, así que me dirigí hacia la puerta y me despedí
-Espero descanses querida... Hasta un proximo encuentro...
Me retiré con paso veloz hacia la estancia, para procurar ordenar a un doggen que limpiara ese desastre.

Estaba descansando cuando la voz de Dios habló de nuevo en mi cabeza. Eso hizo que me despertara.
¿Damon está aquí?
No Cassie, alguien necesita ayuda.
Me levanté de la cama rápidamente y salí al pasillo.
¿Quién? ¿Dónde?
En las mazmorras, es una chica.
¿Dónde? No conozco este lugar todavía.
Sabrás por donde ir, corre. No hay tiempo.
Comencé a correr por los pasillos, asombrada de mí misma por saber por donde ir. Llegué a una habitación redonda, oscura... vacía.
- Mierda. ¿Dónde? - grité.
A la izquierda. ¡Corre!
La puerta donde tenía que entrar estaba cerrada. Retrocedí y la tumbé de una patada.
- Dios... -
Había una chica en el suelo, estaba sucia, sangrando. Los cabellos rubios le cubrían la cara... Su aspecto era aterrador tanto que hasta tuve miedo.
Me agaché junto a ella poniendo su cabeza sobre mis rodillas.
- Por favor... despierta. - le pedí, sacudiéndola suavemente.
Sigue viva, sigue tratando. ¡Vamos, Cassie!
- Eso intento. - dije nerviosa.
Comencé a curar sus heridas pero seguía sin despertar.
- ¡Despierta! Por favor... -
Le corrí el pelo de la cara y soplé una brisa intensa y fría, tal vez eso la despertara...

OFF: Perdón por meterme :S Si molesto borren el post =)

Cuando llegué al Castillo después de iniciar una ardua masacre contra los Lessers, la alarma de humo se activó en las mazmorras y me dirigí con rapidéz al sitio en cuestión.
Abrí de forma intempestiva la puerta y vi a Jazmín sobre el suelo junto a Cassie que trataba de curar sus heridas. Noté las iniciales trazadas con fuego sobre su abdomen y no pude evitar sonreír.
-Con que estabas divirtiéndote, querida. Me dije a mí mismo, tratando de enfocarme en la única autora capáz de cometer esta clase de actos brutales.
Me acerqué a ellas y le dije a Cassie.
-Esta noche, su depredador fué condescendiente con ella. Le ha permitido vivir. Sin embargo, llevará su marca por el resto de la eternidad como una señal de advertencia de que algún día terminará con ella.
Observe a Jazmín detenidamente mientras su cuerpo se regeneraba. Mi mente penetró en la de ella, conteniendo su mente para que no desfalleciera y se quedara en éste mundo. Pude sentir su dolor, su rabia y una sensación paralizante de miedo que la seguiría por el resto de su vida gracias a...

-Monstruo? Reí con desidia. -En realidad hoy fue muy dadivosa o realmente estaba aburrida. Pero contestando a tu pregunta mi angel caído Hice una pausa severa poniendome muy serio -Es alguien de la Hermandad con quien no se debe jugar. Es conveniente que le teman ya que su poder y maldad van de la mano.
Me incliné hacia Jazmín y besé su frente. Luego le susurré.
-No debiste jugar con la muerte y el fuego. Sin embargo, ahora estarás segura siempre y cuando te alejes y no provoques a quien te propició ésto.
Acaricié su cabello y una vez más observé a Cassie.
-Debo agradecer al Oraculo que estabas cerca.

Observé a Cassie de forma analítica y mientras llevaba mi mano derecha a mi pecho. Me concentré para formar una pequeña esfera púrpura poderosa sobre mi palma y la introduje con fuerza en el pecho de Jazmín.
-Ella ahora estará bien. Mi energía la mantendrá viva, aunque no podré remediar lo de su marca. Dije señalando las iniciales en el abdomen de Jazmín.
Alcé la mirada a Cassie nuevamente y sonreí.
-Crees realmente que estas aqui solo porque asi lo decidiste? Reí con ironía mientras me levantaba -Ciertamente crees que esa voz en tu mente es una clase de guía espiritual celestial?
Mis ojos se tornaron oscuros mientras caminé hacia ella, me incliné un poco hasta que estuve muy cerca de su oído y le susurré -Por que crees que te llaman "Angel caído" querida Cassie? Porque a mi parecer, el destino no es una casualidad... Por el contrario es una causualidad. Como por ejemplo. Señalé con un dedo a Jazmín
-Sea lo que sea te condujo a nosotros. Lo cual peculiarmente me alegra pero... Hice una pausa mientras hice un gesto pensativo y me dirigía a la humana que aun permanecía inconsciente sobre el suelo. La alcé sobre mis brazos y continué -Pero te recomiendo que identifiques esa voz interna como lo que verdaderamente es... Ya que sino es aquel Dios que te expulsó de ese falso paraíso llamado "cielo" para enviarte con nuestra hermandad, entonces puede ser tu demonio interno que demuestra esa reberdía tan característica en tí.
Caminé hacia el umbral de la puerta con Jazmín entre mis brazos que empezaba a reaccionar. Miré sobre mi hombro a la pequeña angel que cayó en Terra Nova. -No niegues tu verdadera naturaleza, ya que es lo que te hace particularmente un ser inigualable. Le dije en voz grave y le guiñé un ojo. Después aceleré el paso y me marché.